No soy viajero de hotel, soy viajero de hostal, de carpa y de amigos que me den posada, la razón principal, es porque prefiero pasar el rato en un buen sofá hablando con gente de muchos lugares, y no encerrado en una habitación canaleando.
Por eso no me sorprende que siempre mi elección de maleta de viaje no sea la negra de ruedas, sino el morral de echar a la espalda, por más formal que sea el evento, la corbata no combina con lo mochila en la espalda. Amo la multiculturalidad, y añoro un buen hotel que la ofrezca.
Viajero de trabajo
Una de las principales razones por las que viajo es para dar conferencias o asesorías, lo que me da muy pocos espacios para realmente conocer un destino, y hacerlo a través de quienes se hospedan en un hostal es una de las mejores oportunidades, convives a pocos metros con alemanes, chinos, franceses, mexicanos, argentinos, en fin con ciudadanos del mundo que se sientan tranquilos a departir mientras cada quien se prepara la comida con vino o cerveza, mientras los demas vemos y aprendemos.
Sentarse en la sala y que la elección de la ruta de otro sea mancomunada, aportar y que te aporten, eso no tiene precio.
Sepase que adoro el 5 estrellas, sus grandes baños y duchas, las camas gigantescas, la vista desde una terraza y el buffet en el restaurante. Pero esos placeres los vivo de mano del organizador del evento al que me invitan.
Mientras tanto, con mi sombrero y mi mochila me veran recorriendo estas tierras buscando los hostales mas recomendados en redes sociales, los que tengan buenos comentarios en Foursquare, y que a la entrada una sonrisa amplia sea la bienvenida.