Me levanto del reparador sueño y me cuesta unos segundos recordar que no estoy en casa y que ya son varios días de viaje por Sur América.
Ayer aterricé y después de comprar una simcard con plan de datos, Google maps me dio la ruta exacta al hotel, por eso de evitar que el taxista no le atine. Pese a que el hotel me había enviado con la reserva online un link para que descargara su app, en el hall veo un QR-code de tamaño razonable que me recuerda que debo hacerlo. Tomo la foto y 10 minutos después del papeleo abro la habitación pasando el celular por la cerradura, esa me pareció curiosa porque también podía abrirla desde el app. Caigo muerto.
Ya en la mañana busco el sol en el horizonte y un checkin en Foursquare con el page del hotel nunca sobra, además de avisar a amigos donde estoy, quizás me gane un descuento en el sauna.
Al instante el app del hotel, que ya me había registrado con mi habitación y perfil de Facebook, me recuerda a que hora es el desayuno y lo que encontrare en el buffet, solicito desde el móvil lo que quiero que me envíen a la habitación (solo por probar el servicio, no por pereza aclaro).
Desde la misma app reviso las actividades que hay para ese día en la ciudad, selecciono un par de ferias, el almuerzo en un restaurante que queda en la ruta, un show cultural y aprovecho la mayoría porque puedo pagar desde la cuenta del hotel (al parecer se integraron para aparecer en la misma app).
La misma app me permite tomar fotos y ponerlas en mi muro (no sin mencionar la cuenta del hotel y el @ de la marca ciudad), obviamente no publico todas y mi recorrido a pie y en bus se nutre con las recomendaciones de mis contactos y una interesante función del app que sabiendo donde estoy, me sugiere lugares para visitar y datos de los mismos.
Entro en una agencia de viajes para armar un recorrido guiado (los guías de turismo; además de mis contactos viajeros, son la mejor fuente de información curiosa e útil)
Se define un precio, me mandan un nuevo link con otra app, esta vez es la de la ciudad, la instalo y listo embarcado en un bus escucho un cuento de los indios sus héroes y las inclemencias de la conquista. Que bueno que el bus tiene Wi-Fi.
Es interesante como Mauro; nuestro guía, en español e inglés invita a ver el app de la ciudad para profundizar en temas que él sabe que no alcanza a abarcar. Aplaudo a quien sabe integrar inteligentemente su acostumbrado trabajo offline con acciones digitales.
Incluso hace a sonar una cumbia de un vídeo de YouTube. Y nos reta a bailarla en el bus. Llego tarde al hotel y cansado al pedir las llaves la recepcionista me sorprende con un "Señor Edwin sabemos que le gusta el mojito, en la barra del restaurante lo espera uno y aquí un descuento en nuestra zona húmeda, muchas gracias por acompañarnos también en Foursquare".
¿Cómo se enteraron del mojito? Ah claro curiosearon en mi perfil de Facebook. El SocialCRM ofrece grandes cosas a quien lo sabe aprovechar.
Me conecto al Wi-Fi del hotel y averiguo todo lo que me queda por hacer los días por venir. Al rato la agencia me envía un mensaje a través de su app preguntando por mi experiencia y que la califique, me invita a comentar en su page, también que los acompañe en las rutas del otro día, como me lleve bien con Mauro me agrego como amigo y al rato me etiqueto en las fotos que tomó en la ruta.
Un par de menciones en Twitter que me hace la cuenta oficial de la ciudad, recomendando que visite una nueva exhibición de artesanias, hacen más cálida la estadía y un nuevo destino para mañana. Ya veremos que nos depara el destino...
......
No es que me sienta muy cómodo de instalar y dar mis datos a cuanta aplicación me invita una marca, pero valoro ampliamente a quienes hacen esfuerzos por ofrecer experiencias más útiles que los planes, o que aquellos que pensaron que se aborda un app igual que un brochure, y que seguro sus sitios web y su uso de redes no es muy diferente.
Hace poco replicamos un artículo de la burbuja de las apps, me parece con agrado que los que dan el paso hacia aplicaciones móviles son arriesgados y valientes y merecen aplausos y vítores cuando extendieron las experiencias e hicieron que cosas simples fueran extraordinarias...
Este texto es una invitación a la innovación, al ver el comportamiento del usuario, a innovar hasta en los medios de negocio, a conformar equipos de trabajo donde el centro es el usuario y la experiencia, hacerle pensar que él supera la marca...
También es una apuesta a que los desarrolladores y creativos tecnológicos superen sus conocimientos y los hagan crecer en torno a las marcas, aún creo que nuestra miopía tecnológica viene de una mala escuela de desarrollo técnica.
Igual en camino largo hay desquite, y por hacer hay mucho.
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